viernes, 28 de diciembre de 2018

FELIZ ADIÓS AL 2018

Segundos.
Minutos.
Horas.
Días.
Y fin.

Habrá acabado un año más.

¿Qué has hecho para que sea memorable?

Yo vivirlo. Sin más. Exprimir cada milésima de su tiempo. Sonreír fuerte y grande con cada golpe que ha querido darme. Después de haber llorado fuerte y grande para sanar las heridas.

He soltado.

He liberado.

Me he liberado. Yo. Y a los míos.

He sentido. Mucho. Y muy intenso. Y pienso seguir sintiendo así. Aunque a veces duela, aunque a veces agote. Porque siempre compensa.

He aprendido.

He intentado enseñar.

He querido contagiar alegría por la vida a quienes he tenido cerca del alma. Y, por si no lo he logrado, voy a seguir esforzándome un año más.

Me he caído. Como cada año. Muchas veces.

He desfallecido. Me he cansado. He gritado y llorado de rabia e impotencia.

Pero me he levantado. Más fuerte con cada caída.

Me he tejido unas alas fuertes, grandes y brillantes. Que son solo mías. Pero que servirán de guía a los míos. A mi hija. A mi hijo.

He fluido.

He aceptado el no y agarrado con fuerza el sí.

He cambiado. Como cada año. Muchas veces.

He avanzado después de retroceder para coger carrerilla y saltar al vacío. Porque necesitaba probar mi vuelo.

Y he volado.

Y ha sido mágico.

He echado de menos a los de siempre. Como nunca. Cada vez más. Por contrariar el dicho de que el tiempo lo cura todo. Mentira.

He sido feliz. En resumen. Que es de lo que se trata.

Porque tras cada tormenta, que las he tenido, y muchas, y fieras... Ha salido el sol y yo lo he visto. 

Y con eso me quedo. Con el sol. Su tibieza en mi piel y sus rayos en mi sonrisa.

FELIZ ADIÓS AL 2018.

Gracias por cada cicatriz. Porque todas ellas ya forman parte de la historia que siempre llevaré escrita en mi piel. Como mis tatuajes.

Y gracias a todas y todos quienes habéis formado parte en este lento proceso de escritura y aprendizaje continuo.

Gracias por vuestros momentos, lecciones y abrazos. 

Ahora también sois parte de mi vida para siempre.

¡A POR EL 2019 CON LOS BRAZOS ABIERTOS Y LA SONRISA BIEN AMPLIA!

martes, 18 de diciembre de 2018

LIBRES y sin MIEDO

Mi sueño es que mi hija sea una mujer fuerte, independiente, luchadora, valiente y LIBRE. Y sobre todo feliz.

Pero cada día me cuesta más pensar en que, aunque la educamos para ello, puede que no consigamos que sea así.
No, no es por ella.
Ni tampoco porque no estemos haciéndolo del todo bien.

Si dudo de que sea así es por culpa del mundo loco al que la hemos traído.
Me da miedo.
Me da pánico pensar que educamos en el respeto, hacia ella misma y los demás, pero que la sociedad en la que vivimos es un falso reflejo de ese mensaje que le intentamos inculcar.
Empezando por las leyes que rigen nuestro país y por los gobernantes que no se dejan la piel en ellas, en cambiarlas, adaptarlas y, en el caso de las relativas a violencia, endurecerlas.

Y es que yo lo siento mucho, pero no creo en la reinserción. Ya lo he dicho. Fusílenme.

Todos tenemos derecho a equivocarnos, y a mejorar y rectificar. Sí. Muy bonito.
Pero a efectos prácticos, reales y mucho menos utópicos... Me van a perdonar pero:

Matar no se mata por equivocación.
Violar no se viola por equivocación.
Mutilar no se mutila por equivocación.
Descuartizar no se descuartiza por equivocación.
Esconder el cadáver de una mujer con el que te has ensañado a gusto... no se hace por equivocación.

Todos estos actos se hacen con premeditación, alevosía, maldad, inhumanidad y ningún tipo de sentimiento alguno de arrepentimiento.
No hay excusa.

Pero es que tampoco hay ley que castigue la pérdida de una hija a manos de un depravado.
No la hay.
Ni consuelo alguno.

Ayer, al acabar el día y aterrizar en el planeta de locos en el que vivimos, me retorcí de dolor al leer las noticias y pensar no solo en Laura, sino sobre todo en su madre.
Porque yo soy madre.
Porque morí un poquito con ella cuando me puse en el lugar de esa madre que tiene que superar no solo la muerte de su hija, sino además el trauma de cómo ha perdido la vida. Porque sí. Porque un salvaje así lo ha decidido. Porque le ha tocado. FIN.

Señores gobernantes y hacedores de leyes... ¿Cuántas muertes más necesitan ustedes para ponerse a trabajar?
Tenemos 5 violadores que andan sueltos porque sólo abusaron una noche de fiesta, y otra mujer más muerta porque su asesino nunca debió salir de prisión. Entre otros muchísimos casos de violaciones y asesinatos.

Y tenemos hijas. ¿Ustedes no las tienen?
Hijas que tienen derecho a ir solas por la calle, vestidas como les dé la gana, a la hora que les plazca. Más altas, más bajas, más gordas, más flacas, con más o menos pecho, con más o menos culo. Hijas que solo por ser mujeres ya están infinitamente más expuestas que un hombre a ser atacadas,  vejadas, violadas y masacradas hasta caer MUERTAS.

¿Cuántas más mujeres sin vida se necesitan para que quien tenga que reaccionar lo haga?

Porque no, no es sólo cuestión de educación, que también.
Es cuestión de leyes.

Queremos unos gobernantes que nos protejan.
Queremos ser LIBRES sin miedo.

Porque nosotras tenemos el derecho a la LIBERTAD.

Y ustedes tienen el deber de PROTEGERNOS.

jueves, 13 de diciembre de 2018

Párate

Cierra los ojos.
Inhala.
Y cuenta hasta tres.
Exhala.
Sonríe.

Repite, hasta que te des cuenta de que sonríes desde el principio.

¿Ya?

Genial.
Ya has llegado.
Ahí.
A ese lugar.
A esa persona.
A ese sentimiento.
A esa emoción.
A ese estado en el que estás bien y te sientes en paz.

Abraza ese bienestar.
Quédate un rato.
No hay prisa.

Cierra los ojos.
Inhala.
Cuenta hasta tres.
Exhala.
Sonríe.
Repite.

Párate.
Y pararás el tiempo.

martes, 11 de diciembre de 2018

C.U.I.D.A.R

Cuidar es querer.
Cuidar es estar.
Cuidar es preocuparse por.
Cuidar es un mensaje.
Cuidar es hacer y no decir.
Cuidar es demostrar.
Cuidar es no dar excusas.
Cuidar es ser. Siempre.

Cuidar es querer mantener.
Cuidar es saber apreciar al otro.
Cuidar es devolver el cariño sin necesidad de mediar palabras.
Cuidar es valorar.
Cuidar es no echar a perder.
Cuidar es una notita con una cara feliz.
Cuidar es un pellizco que sonríe.

Cuidar es querer quedarse. Y que se queden.

Cuidamos poco.
A veces.
Por desconocimiento.
Por comodidad.
Por miedo.
Por cobardía.
Por desidia.
Porque no queremos.
Porque no sabemos.
Aprender es fácil.
Solo hay que atreverse.

Cuidar es MARAVILLOSO.

domingo, 9 de diciembre de 2018

La vida es viaje

La vida es viaje.
No, no es un decir.
Ni siquiera una frase tendencia.
Es la pura realidad.

La vida es un viaje, y tú eliges el medio de transporte.
Eliges los destinos.
Eliges tus acompañantes.
Eliges qué llevar contigo y qué dejar.
Y eliges la dirección. Y cuando no la eliges por error de cálculo, al menos puedes retomar el camino y continuar el trayecto.

La vida es viaje.
Y, como en todos los viajes, habrá momentos de admiración, de asombro, de disfrute, de cansancio, de dudas, de aprendizaje, de locura, de arrepentimiento, de replantearse y de decidir.

La vida, por suerte, es un viaje.

A veces lo que metiste en la maleta no te sirve para el destino al que llegas, y toca adaptarse y tirar.

Los viajes nunca dejan indiferente a nadie. Y todos ellos te hacen empezar a vibrar de manera distinta cuando llegan a su fin. Siempre.

Así que, prepara maleta. Pero no la llenes mucho. Deja espacio para las nuevas experiencias, lo inesperado, los aprendizajes,  y hasta los desengaños. 

Nada como viajar casi de vacío para poder guardar un poquito de cada lugar, cuando lugar es sinónimo de persona. Y guardar lo es de crecer.

Vivir es viajar. 

Viajar es elegir. 

Elegir es aprender. 

Aprender es avanzar.

Y avanzar es cumplir años y saber qué, cuándo, dónde, quién, cómo y por qué. 

O simplemente... Saber esperar sin intentar entender.

La vida es viaje. 

Prepara equipaje y compra billete. 

Salimos en breve. 

miércoles, 28 de noviembre de 2018

Degradé perfecto

Aunque cueste a veces... Siempre, siempre, siempre, hay un motivo por el que sonreír, por el que continuar caminando, por el que seguir luchando.

Lo que nos pasa es que estamos tan acomodados en nuestra tranquilidad rutinaria, en nuestra vida por reflejos, en nuestro castillito de naipes, que cualquier contratiempo, incluso cualquier emoción fuera de tiesto, nos descoloca tanto que nos mata porque no entra dentro del planazo que nos habíamos montado. Y como, además, no hay dos sin tres y suelen venir de golpe y en grupo, nos desesperamos ante el montón que nos viene encima, y dejamos de ver la luz en el horizonte. 

Fundido a negro.

Pero siempre, siempre hay un motivo por el que sonreír.

Y aunque suene a utopía, a típico tópico, a demagogia barata o discurso de cualquier gurú... ¿Vives? Puedes sonreír. ¿Tienes hijos o hijas y están vivos, y sanos? Puedes sonreír. ¿Tienes cerca, y no hablo de distancia física, a tus padres? Puedes sonreír. ¿Duermes bajo un techo cada día, aunque te dejes el sueldo en pagarlo? Puedes sonreír. ¿Tienes qué comer y con qué alimentar a los tuyos? Puedes sonreír. ¿Tienes acceso a médicos y hospitales? Puedes sonreír.

No hay más. 

No hay fundido a negro eterno. 

Y sí. Tenemos derecho a la pataleta. 

Pero también el deber de ser conscientes de la puñetera suerte que tenemos por estar donde estamos y ser quienes somos.

Cuando estamos hundidos en la miseria, o eso es lo que cree nuestra "Drama Queen" interna, hay algo poderoso en un gesto súper sencillo: forzar una sonrisa y enumerar poco a poco todas esas personas, cosas o circunstancias que nos hacen sentir bien... Funciona.

Porque siempre, siempre hay un motivo por el que sonreír.

De negro a gris.

De gris a blanco.

De blanco a LUZ.

Degradé perfecto.

Y, entonces, volvemos a darnos de bruces con el motivo para sonreír, con la razón para seguir caminando y con la fuerza para continuar soñando grande.


domingo, 25 de noviembre de 2018

ES VIOLENCIA

Que te creas superior a mí, es violencia.
Que creas que me visto pensando en ti, es violencia.
Que pienses que soy una frígida por no atender a tus piropos, es violencia.
Que me mires el culo cuando paso por tu lado, es violencia.
Que me hagas un puñetero escáner cuando te cruzas conmigo, es violencia.
Que saques la cabeza por la ventana de tu vehículo para gritarme como al ganado y, además, me insultes cuando en vez de sonreirte te haga un corte de mangas, es violencia.
Que pienses que soy una zorra, o una cualquiera, cuando, haciendo uso de mi libertad, tenga relaciones con los hombres que me da la gana, es violencia.
Que me llames calientapollas cuando tú sí quieres sexo y yo no, es violencia.
Que sigas pensando que soy menos fuerte que tú, es violencia.
Que creas que necesito un hombre en mi vida a partir de cierta edad, es violencia.
Que no me creas capaz de determinados trabajos o ciertas tareas o deportes, es violencia.
Que pienses que por ser mujer he de vivir y vivo para complacer(te), es violencia.
Que te creas experto en feminidad, yo sea una mujer de supuestos gustos masculinos, y me llames marimacho, es violencia.
Que me toques cuando yo no quiero, es violencia.
Que me asedies cuando yo te he rechazado, es violencia.
Que me acoses en cualquiera de sus modalidades, es violencia.
Que me humilles, es violencia.
Que me insultes, es violencia.
Que me pegues, es violencia.
Que abuses de mí, es violencia. 
No hay abuso, es violación.

QUE ME MATES... ¡ES VIOLENCIA!

#niunamenos #niunamás

Por un 25 de noviembre futuro en el que no sea necesario salir a las calles para gritar: ¡NOS QUEREMOS VIVAS!

jueves, 15 de noviembre de 2018

Mi vida en abecedario

Abrazar. Amar.
Besar. Brillar.
Comenzar. Caer.
Despertar. Doler.
Empezar. Emocionarse.
Flotar. Flipar(se).
Ganar. Gozar.
Huir. Hacer.
Ilusionar(se). (Re)Inventar(se).
Jugar. Joder.
Luchar. Lograr.
Mirar(se). Madurar.
Nacer. Nutrir.
Olvidar. Obcecarse.
Perder. Pulir.
Quitar. Quererse.
Reír. Rozar(se).
Sentir. Soñar.
Temblar. Tumbarse.
Usar. Unir.
Valorar... VIVIR(se).
Yacer.
Zanjar.

Y cuando zanjas, vuelves al principio. 

A la A de ARRIESGAR y AVANZAR, hacia la luna. A la B de BUSCARSE, a una misma. A la C de CAMINAR. Siempre hacia DELANTE, con el EMPUJE de saber de buena tinta que la FELICIDAD se halla en los pequeños GESTOS, aunque no siempre sea FÁCIL darse cuenta. Que HOY es el momento IDEAL, porque JAMÁS volverás a estar en el LUGAR que ocupas justo ahora. Que MAÑANA no importa si no vives NUNCA tu presente, ni te das la OPORTUNIDAD de QUERER, sin más y porque sí. Que ROBARLE tiempo al miedo es una virtud que SOLO unos pocos TIENEN, y que llega ÚNICAMENTE cuando decides VIVIR abriendo tu pecho en canal. Dejando al descubierto todo tu YO, sin dobleces ni escondrijos, aun sabiendo que darte así, del todo, podría hacerte ZOZOBRAR con la primera tormenta.

Pero es que tú... tú ya no sabes vivir de otra manera. 

Así que, si zozobras, zanjas. 
Y vuelves al principio. 
A la A de ABRIRSE, ATREVERSE y ALCANZAR.

lunes, 5 de noviembre de 2018

Porque.

Porque sí.
Porque es lunes.
Porque empezó noviembre.
Porque hace frío.
Porque el sol de otoño es delicioso.
Porque llueve.
Porque entre nube y nube hay color.
Porque queda un rato para Navidad.
Porque llegué congelada a casa.
Porque cuando he parado, al fin, ha sido como dejarme pisar por un camión.
Porque sí.
Porque es lunes acabando o casi martes.
Porque el naranja no está tan mal.
Porque lo mejor del frío son los gorros de lana.
Porque sí.
Porque no.
Porque la mayoría de veces no es ni sí, ni no, ni blanco, ni negro.
Y porque el "quizás" y el gris combinan a la perfección con las sonrisas amplias, la esperanza, las ganas y el empeño. ¡Ah! Y con el vaso medio lleno.

domingo, 28 de octubre de 2018

Y tú, ¿a qué aspiras?

Normalmente nos planteamos la vida según nuestra personalidad y nuestro carácter, pero también según las circunstancias que nos ha tocado vivir y que han ido moldeando lo que somos.

Creo de corazón que para mantenernos vivos, más allá del significado literal, debemos soñar, admirar, querer mejorar, tener aspiraciones y saber sonreír con la mirada y con el alma, además de con la boca.

Como cada uno elige el tipo de vida que quiere llevar, dentro de las circunstancias que le ha tocado vivir, no deberíamos ser una queja constante. Las personas que se quejan de manera continua, cansan, y se intoxican a sí mismas con su muro personal de las lamentaciones.

Si hay algo en nuestra vida que no nos gusta, tenemos el poder de cambiarlo con sólo cambiar la mirada que le dedicamos. Y no es demagogia. Es una realidad como un piano de cola.

Si a lo que aspiro en mi vida es a quedarme como estoy, entonces, estoy obligado a ser feliz con ello. Narices, que sí. Que se llama ser consecuente. 

Si yo decido seguir moviendo por inercia, olé por mí, porque es muy lícito, pero entonces boquita cerrada y a sonreírle a la inercia. Que qué bonita es.

Si no me gusta conducir en punto muerto, entonces tendré que ir pensando en meter una marcha. Que para eso el carnet de mi vida es solo mío. Y como nadie me obliga a pasar de cero a quinta de golpe, pues puedo empezar en primera. Lo que está claro es que si no me siento bien con lo que vivo, sólo yo puedo y debo cambiar lo que me hace sentir vacía, insatisfecha o no realizada. Nadie es responsable directo de mi sensación de inercia, rutina, cansancio o tedio. Nadie. Nadie, por tanto, merece que descargue en su persona mi frustración del "quiero pero no puedo porque, en realidad, no quiero", ni debo hacerle pagar por mi actitud ante la vida.

¿Tú a qué aspiras? 

Yo a que no me la cuenten. La vida, digo. 

Aspiro a ensanchar el corazón y saber oxigenarlo frente a aquello y aquellos que me duelen.

Aspiro a seguir aprendiendo cada día.

Aspiro a crecer intelectualmente y seguir criando mis neuronas con mimo.

Aspiro a dejarles a mi hija y a mi hijo, como legado, el amor brutal por la vida y la libertad de vivirla sin miedos, con fuerza, y con la valentía de cruzar la línea entre el "quiero" y el "voy a hacerlo" siempre. Aspiro a dejarles, como uno de los mayores regalos, la cultura, y con ella el querer saber y el querer seguir, siempre, ante cualquier circunstancia.

Aspiro... a morirme VIVA. Que dicho así suena a obviedad. Y yo os aseguro que no lo es.

Y aspiro a cruzar la línea entre la inercia y mis sueños cada vez que sienta el miedo pisándome los talones.

Si aspiras a quedarte como estás, enhorabuena. Porque es muy lícito. Pero entonces... Sonríe y asume las consecuencias de que sea la inercia quien dirija tu vida. Y recuerda que estás obligado a ser feliz así, porque la decisión ha sido solo tuya.

lunes, 15 de octubre de 2018

Quiérete LIBRE

Quiérete libre.

Si echar raíces es sinónimo de ataduras, no las eches. Quizás cuando quieras moverte ya es tarde. Sólo estate, sin ahondar tus pies profundo.

Quédate donde te regalen alas. O al menos donde te ayuden a desplegar las que ya llevabas de serie y respeten y admiren tu vuelo.

Quiérete independiente.

Si confundes amar con depender puede que cualquier día uno de los dos salga corriendo; uno por asfixia, el otro por creer que amar era apretar.

Que tus acciones no sean complemento de las de otros o que no tengas que necesitar a otros para hacerlas.

Quiérete fuerte.

Si lloras no eres más débil, sólo muestras al mundo que los valientes también sufren, también temen y también dudan. Y por eso son valientes, porque aun con dolor, lo intentan.

Que sean tu libertad y tu independencia las que te hagan capaz de levantarte cada vez que tropiezas, sin ayuda de nadie pero con la humildad necesaria para aceptar una mano amiga cuando te la ofrezcan.

Libre, independiente y fuerte.

Tanto como para, mirándote en el espejo, poder responder a la siguiente pregunta: ¿Ibas trazando el dibujo de tu rostro conforme leías estas líneas?

Quiérete LIBRE.
INDEPENDIENTE.
FUERTE.

Pd: La felicidad de quererse así... es máxima. 

martes, 9 de octubre de 2018

Vamos a atrevernos a sentir

Desde muy niña he visto la vida como a través de un caleidoscopio.

Diferentes figuras, diferentes colores y combinaciones imposibles que me hicieron madurar antes de tiempo, como a la fruta que obligamos a caer del árbol.

Según se iba moviendo mi caleidoscopio, a un lado o a otro, podía enfocar unas imágenes u otras. Nunca iguales.

De todas y cada una de esas formas estrambóticas guardo flashes. De todas, sin excepción. 

Algunos de esos recuerdos son muy duros. Pero no duelen. Supongo que aprendí a soltar sin darme cuenta y a dejar atrás para seguir sumando. Además, los buenos siempre ganan.

De normal, no le tengo miedo al miedo. Pero a veces la vida se encarga de recordarme que puede ser peor que un pasaje del terror, de esos a los que nunca me atreví a entrar en la feria, por si se convertían en reales.

El domingo, mientras bajaba una ola, la tabla de otro surfista me golpeó en la cabeza y el brazo, un chico que no pudo esquivarme porque no le dejó la fuerza de la ola. Quedó en susto y anécdota. La vida misma. Tú puedes aprender a surfear, pero eso no siempre es garantía de que vayas a salvarte. Y aún así, mejor si sigues intentándolo, porque los golpes puedes recibirlos tú, pero también puede ser al otro a quien le falle el aprendizaje y acabe golpeando, o siendo golpeado.

¿Por qué sientes tan intenso?

Por eso mismo. Porque la vida me deja mirarla a través del mismo caleidoscopio de cuando era niña. Porque según hacia donde gira, veo unas figuras y unos colores u otros. Porque nunca son iguales. Porque siempre cambian. Porque la estabilidad es un mito. Porque cada giro del caleidoscopio quita de mi vista esa figura que tanto me había embelesado. Así que necesito exprimir ese momento mientras dura. Porque quizás en un rato ya no está. 

Es por eso que he aprendido a SENTIR. 

Pero cada vez con más razón, no creo que el grado de intensidad deba o pueda medirse. 

SENTIR YA ES INTENSO. Y maravilloso.

¡Vamos a atrevernos a sentir! 😉

Que el caleidoscopio gira sin previo aviso, y de pronto nos quita de delante nuestro color favorito...

Que tengáis un feliz día.😊

(Imagen tomada de rincondeltibet.com)

viernes, 5 de octubre de 2018

SONREÍR

Sonreír porque despiertas un día más.

Sonreír porque ha salido el sol y lo notas cosquilleándote la cara al subir la persiana.

Sonreír porque al fin llueve, y huele a tierra mojada, que es un olor mejor aún que el del café recién molido.

Sonreír porque hace fresco por las mañanas, y eso te abre los pulmones y despierta tu cerebro adormilado.

Sonreír por esa sonrisa que te va de vuelta, como un boomerang.

Sonreír porque es viernes, o lunes, o aún queda un rato de domingo y sofá con los tuyos.

Sonreír porque has mordido una onza de chocolate sin que nadie te vea, para no tener que compartirla, y te parece una pillería enorme.

Sonreír porque sí. Y porque también.

Sonreír a pesar de y por eso mismo.

Sonreír grande, amplio y largo.

Sonreír porque así te envuelves de ganas de todo.

Sonreír y punto. Sin comas ni excusas.

FELIZ DÍA INTERNACIONAL DE LA SONRISA.☺️

Ojalá nunca perdamos la capacidad de sonreír... porque es magia pura e instantánea.

viernes, 21 de septiembre de 2018

La sonrisa siempre gana

A veces las cosas no salen como las planeamos. 

Perdón. Empiezo de nuevo. 

A veces, muchas o pocas, las cosas no salen como las imaginamos.

Pero otra muchas veces sí.
La imaginación es poderosa, y crea para nosotros lo que soñamos.
Para cuando no ocurre así, están las sonrisas y los abrazos. Las sonrisas que regalamos y recibimos y los abrazos que damos o robamos.

A veces nos perdemos un poco entre tanta rutina, norma, convención y tradición, y no entendemos bien por qué nuestra cabeza viaja lejos del corazón. Para esos ratos nos queda volver a soñar. Porque, aunque solo sea en nuestra imaginación, podemos crear aquello en que creemos y que nadie más comprende. Y eso nos mantiene secretamente vivos.

Cuando las circunstancias se tuercen nos queda sonreír, con los ojos y los labios. Sonreír grande y pensar en cuál será nuestra próxima parada, nuestra siguiente meta, nuestro nuevo reto o nuestro futuro sueño.

Porque la sonrisa siempre gana, como los buenos.

Una sonrisa llena de sueños, de imaginación, de planes y de metas... Además de ganar, contagia. Y así el triunfo es doble.

A veces, las cosas no son como las habíamos soñado. 

Pueden llegar a ser mucho mejores. 

Porque si aprendemos a sonreír, estamos aprendiendo a ganar.

lunes, 17 de septiembre de 2018

No es crisis, son narices.

Dicen que es crisis. 
Pero cada vez tengo más claro que no lo es.

Lo que pasa es que a los cuarenta te das cuenta de que muchas cosas son absurdas, y muchas personas también.
Y eres consciente de que tú puedes parecer igual de absurda a los ojos de otros, pero también eres consciente de que no te importa demasiado, porque no son tu gente y, por tanto, no deben de quitarte el sueño.

No es crisis, son narices. 
Narices para retomar aquello que dejaste en pausa por circunstancias. Narices para iniciar lo que siempre deseaste. Narices para decir no. Y para decir sí, que a veces es lo que más cuesta.
Sí, quiero. Sí, voy. Sí, me lanzo. Sí, siento. Sí, hablo. Sí, hago. Sí, opino. Sí, me atrevo. 
Sí, sin más. Y porque sí.

No es crisis porque no hay trauma con el cambio, ni consecuencias desastrosas. Sólo es reafirmación, seguridad y una extraña sensación de liberación porque te conoces, te reconoces y te quieres así.

No es crisis. Son narices. 
Narices para mirar hacia delante sin miedo, sabiendo que te queda mucho por recorrer. Narices para cambiar lo que se puede y aceptar lo que no. Narices para alejarte cuando duele. Narices para llorar cuando escuece y gritar cuando ahoga. Narices para querer desinteresadamente, sin esperar nada a cambio. Que, tal y como están los tiempos y con lo caro que va lo de atreverse a amar, eso sí son narices.

Lo de los 40 no se llama crisis. 

Se llama "ES MI VIDA Y ME LA PIENSO BEBER ENTERA, EN COPA Y A SORBITOS."

miércoles, 15 de agosto de 2018

Nuestro cuerpo

Porque es sólo nuestro.

Las mujeres tenemos una relación complicada con nuestro cuerpo.

Cambiémosla.

Amemos cada centímetro de nuestra piel, porque es sólo a través de ella que percibimos millones de sensaciones que sólo nosotras sabemos interpretar. Nuestra piel es nuestro primer hogar. Por suerte. 

Amemos nuestro rostro y cada detalle en él. Aunque no tenga la simetría que un día nos vendieron como perfecta. Aunque no responda a un estándar de belleza clónica y clínica. Gracias al universo. Con una oveja Dolly es suficiente.

Amemos nuestras perfectas imperfecciones, que lo son porque alguien decidió un día que así iban a llamarse, olvidando que cada pliegue, cada arruga, cada curva o cada pellejo es así porque ha vivido y ahí está para contarlo.

Las mujeres tendemos a odiar nuestro físico por diferentes motivos a lo largo de nuestra vida.

Nuestra relación con él suele ser de inseguridad, insatisfacción y dependencia de la opinión ajena.

Va en el carnet de fémina.

Las mujeres menstruamos.

Y sólo por eso nuestro cuerpo ya sufre cambios visibles cada mes. 

Nuestro abdomen, nuestras piernas y nuestro trasero se hinchan, nuestra piel está más sensible y nuestro cabello más apagado. Y como, hasta hace no mucho, menstruar era algo que había que hacer invisible socialmente, ahí viene de regalo implícito el odio a todo lo que físicamente implica ser mujer.

Amemos nuestro cuerpo.

Grueso o fino, pero perfectamente imperfecto.

Que no dependa de nadie el sentirnos bien en él, con él. Que queramos cuidarlo sin que eso signifique que queramos cambiarlo.

Amar(se) es cuidar(se). 

Cuidar(se) es valorar(se).

Y valorar(se) es amar(se). 

Fin.

Acabemos con odios, tabúes, manías, complejos, inseguridades y rechazos. 

Tumbemos de una puñetera vez la idea de cuerpo perfecto. 

Porque ninguno lo es. 

Porque todos lo son.

El nuestro también. 

Porque es sólo nuestro.

Dejemos de juzgarnos tan duramente. 

Es más, dejemos de juzgarnos.

Nada más que añadir, señoría.

lunes, 13 de agosto de 2018

Después de la tormenta...

No siempre llega la calma.

Tenemos tendencia a esperar, al luego, al después, al más tarde, al ya veremos, al dejemos que pase el tiempo y al a ver qué pasa si.

Se nos olvida, a diario, que el momento es ahora. Cuando lo sientes, cuando lo piensas, cuando surge, cuando viene.

A veces después de la tormenta no llega la calma, porque la calma venía con la electricidad y no hemos sabido verla, cogerla y aprovecharla. Es chocante, pero es real.

Porque en ocasiones, es la propia descarga eléctrica la que nos invita al silencio, al parón, al borrón y cuenta nueva. No después, no luego, no con el tiempo, no cuando pase... En ese momento.

Las tormentas vienen para abrirnos los ojos, para obligarnos a centrar nuestra mirada e ir un poco más allá de nuestras narices. Pero solemos esperar al arcoiris de después del chaparrón. Ignoramos el mensaje del relámpago. Y perdemos el ahora.

Después de la tormenta... No siempre llega la calma.

Porque hemos dejado pasar ese momento, que se ha dibujado en el cielo tan rápido como ha desaparecido.
Y ya no es ahora.

Hemos vuelto al después, al luego, al ya veremos, al dejemos que pase y a ver...

Y con esas demoras la vida sigue.
Y se nos escapa.
Tormenta tras tormenta.
Mientras nosotros no hacemos nada por congelar sus relámpagos y ver en ellos un atisbo de calma y un "AHORA ES EL MOMENTO".

Y es que, a veces, la tormenta es la calma que necesitamos.

lunes, 30 de julio de 2018

A.M.I.G.@.S

Creo que el concepto de AMISTAD cambia conforme lo hacemos nosotros.
Quizás más que cambiar, diría que se moldea y madura al mismo ritmo que lo hacemos nosotros.

Todas las personas con las que hemos tenido amistad en algún momento de nuestra vida llegaron a ella por alguna razón. Aunque el tiempo, la distancia o la propia madurez nos hayan separado y la relación se haya enfriado o ya no exista. Nuestra amistad con ellas y ellos nos marcó de alguna manera y contribuyó a quienes somos ahora.

Hay amistades de toda la vida, otras pasajeras y otras que están destinadas  a ser eternas.

Creo, de corazón, que las amistades que queremos conservar son aquellas en las que, inevitablemente, nos enamoramos del alma de sus dueñas y dueños.

Hace ya un tiempo me di cuenta de que tengo la costumbre (buena o mala) de enamorarme de las personas a las que admiro. Entendiendo ese enamoramiento como algo profundo, nada que ver con lo físico.

Y creo firmemente que, llegada una edad en la que nuestra personalidad ya está forjada, todas, absolutamente todas, las personas que llegan a nuestra vida lo hacen para cambiar algún aspecto nuestro de una u otra manera, porque nos impactan, porque nos aportan, porque nos llenan, porque nos descolocan o, simplemente, porque nos desquician.

La amistad, para mí, no va de mejores ni de peores amig@s. Ya no. Que somos mayorcitos. Va de vínculos que nacen y no quieres romper jamás. Va de personas que llegan y al tiempo se van, sin dramas, como las olas que llegan a la orilla y vuelven de nuevo.

La amistad va de admirar, de enamorarse locamente de un corazón, de sonreír cuando piensas en momentos vividos con esas personas, de ganas locas de abrazar cuando te reencuentras, de que se pare el tiempo cuando te vuelves a ver, de querer sin juzgar y aceptar sin más, de abrir tus ojos y los del de al lado, con sinceridad pero sin acritud, de respetar y de echar de menos.

Feliz día Internacional de la AMISTAD a todas esas personitas que habéis pasado por mi vida, y que con vuestra presencia habéis hecho que hoy mi "yo" sea éste.

Gracias por hacerme crecer.😉

viernes, 27 de julio de 2018

Encuentra algo que te haga feliz

Encuentra algo que te haga feliz. Muy feliz.
Y guarda parte de tu tiempo para ello.
No, no es egoísmo. 
Se llama amor propio. 
Se llama cuidados intensivos.
Y amarse y cuidarse es garantía de bienestar.

No busques alguien que te haga feliz. 
Ya lo tienes. Te tienes.
Que tu felicidad dependa de otra persona es ponerla en peligro de extinción. 
Se llama dependencia.
Se llama amor ajeno.

Encuentra algo que te haga muy feliz y sumérgete en ello siempre que puedas.
Y mientras lo haces, coge aire y retenlo unos segundos. Y luego déjalo salir y sonríe con los ojos cerrados.
Es magia.
Se llama desconexión.
Y es muy necesaria para volver a conectarte al mundo, pero de manera sana, sin estruendos.

Cuando no somos capaces de "buscarnos" en medio de la rutina... Acabamos irrumpiendo en la vida de los demás como un elefante en una cacharrería.

Cuando aprendemos a aislarnos del resto para respirar y seguir... No irrumpimos. Simplemente, aparecemos. 
Y eso se llama amor propio e independencia. 
Y su combinación es salud y paz.

Encuentra algo que te haga feliz. Muy feliz.
Y guarda parte de tu tiempo para ello.

martes, 10 de julio de 2018

Ahí es

Donde no te corten las alas, sino que te animen a abrirlas para alzar el vuelo.

Donde respeten tu tiempo, y tus tiempos.

Donde te animen a ser tú, sin pretender que seas de otra manera.

Donde te vean crecer y se alegren por ello de corazón.

Donde admiren tus pasos pero estén cuando te caes, sin reproches.

Ahí es.

Donde te quieran sin comparativas, y te quieran porque sí.

Donde las palabras dulces suenen más que las amargas.

Donde admires y aprendas cada día algo nuevo.

Donde siempre haya una pizca de locura que te descubra el mundo desde otra perspectiva.

Donde el corazón te lleve.

Ahí es.

No. 

Pero yo no hablo de lugares.

Estaba hablando de personas. 😊

sábado, 30 de junio de 2018

Ni sí, ni no, ni blanco, ni negro

Que en el camino entre el blanco y el negro hay multitud de grises.
Que no soy de grises.
Que prefiero un sí o un no a un quizás.
Que entre ayer o mañana me quedo con ahora, por si no vuelve, o por si mañana no llega.
Que rápido o lento dependerá de la ocasión, aunque no la pinten calva.
Que aislarse del mundo o necesitar escapar es salud, no egoísmo.
Que "no eres tú, soy yo" es poco arriesgado y está pasado de moda.
Que mirar sin querer ver es de cobardes.
Que la vida a medio gas es como un boli a media tinta, y te sobrará libreta.
Que arriba y abajo son sinónimos, pero el diccionario no lo sabe.
Que nunca es mucho tiempo y siempre luego vuela.
Que entre derecha o izquierda, me invento el camino y atajo campo a través.
Que "ni sí, ni no, ni blanco, ni negro" era un juego de infancia lleno de preguntas trampa y de respuestas sin sentido.
Que no soy de grises. 
Sí, ya lo he dicho.
Ni de medias tintas.
Ni de no arriesgar.
Que quien no arriesga no gana.
Y ganar me importa poco, pero jugar me da la vida.

domingo, 24 de junio de 2018

Bicho Bola

En una misma semana hemos visto en las noticias dos aberraciones, entre otras, que atacan contra el ser humano. 

Tenemos a niños separados de sus padres y enjaulados, como animales cautivos, porque hay un ser "humano" que cree que puede decidir sobre la vida de otros por el simple hecho de ser un mandatario. Alguien a quien supuestamente el pueblo ha elegido para velar por quienes están a su cargo.

Tenemos a 5 violadores que, después de vejar de todas las maneras posibles a una joven y de vanagloriarse de su hazaña, han quedado en libertad y con la cabeza bien alta. 

Y esto ocurre porque seguimos teniendo leyes basadas en algún tratado de la Edad Media. Debe ser eso. Quiero pensar que es eso. Y que la justicia se limita a hacer lo que se dice en ellos. Porque si no es así... Es para salir corriendo del planeta y emigrar a cualquier otro.

Llevo tiempo pensando en que nuestra mentalidad sigue anclada en esa época en la que el señor feudal era dueño y señor de todo, entendiendo por todo no sólo las tierras sino también las mujeres de sus vasallos. Esa mentalidad en la que la mujer era un trozo de carne o en la que debía obediencia infinita a su esposo, fuera cual fuera el trato que recibiera por su parte, y que ya venía reflejada incluso en la Biblia.

Yo creo que esto ya no es un tema sólo de patriarcado o machismo, que también. Esto es cuestión de que dejemos de ver la vida de los demás como algo sobre lo que podemos opinar, juzgar, manipular o mover a nuestro antojo.

No sabemos exactamente por qué estamos aquí, para qué, o hasta cuándo. Entre ciencia y religión anda el juego, y cada cual elegimos la versión que más nos va. Pero bien es cierto que pensarlo con detenimiento "paraliza" un rato. 

Lo que sí sabemos, aunque muchos no parezcan asumirlo, es que la vida de una persona sólo le pertenece a ella misma. Mujer, niña, niño, hombre. Da igual. Y eso no lo digo yo. Está regulado por los Derechos Humanos. Es una Ley Universal.

Y a estas alturas de la película, se están consintiendo determinadas situaciones que atentan contra ese derecho y que, por tanto, son delito. Pero lo irónico del caso es que quien las consiente es quien debería luchar por hacer de esos derechos una realidad: la propia justicia.

Pues ¿qué queréis que os diga? Que yo hace tiempo que perdí la fe en que este mundo funcionara como toca. 

Por lo pronto, tenemos como gobernante de una de las potencias mundiales a todos los niveles a un xenófobo descerebrado que trata a los niños del país vecino como si fueran trozos de carne. Y a cinco violadores en potencia que ya pueden seguir violando o siendo ejemplo para aquellos que lleven idea de hacer lo mismo que ellos: tratar a las mujeres como cachos de carne o trofeos de  caza. Total, violar no se castiga. Pues que siga la partida.

Yo, mientras, y cuando siento la presión de tener la gran responsabilidad como madre de transmitir a mis hijos el significado de humanidad y vida, necesito convertirme en un "bicho bola" algunos ratos. Esconderme y coger aire fuerte. 

Porque, aunque no quiero perder la esperanza de que algún día lograremos progresar de verdad, humanamente hablando, a veces me siento pequeña, inútil y muy perdida. Y necesito aislarme para obligarme a creer en ese mundo deshumanizado al que he traído a mis hijos.

Y eso que soy de las que se creen aquello de "la esperanza es lo último que se pierde".



domingo, 27 de mayo de 2018

¿Y la familia bien?

Me parece una respuesta bastante correcta para depende qué comentarios a destiempo.
Comentarios de estos que normalmente sólo recibimos una parte de la población: las féminas y olé.
No, no, sigue leyendo. Hoy no hablo de minifaldas. ¿O sí?

- ¡Uuuuy! Estás más rellenita, ¿no?
- ¿Y la familia bien?

- Y tú... ¿Para cuándo? Que se te va a pasar el arroz.
- ¿Y la familia bien?

- ¡Uf! Te has quedado muy delgadita, ¿no?
- ¿Y la familia bien?

- Ese vestido es muy corto, ¿eh?
- ¿La familia bien?

- ¿Y aún le das pecho? vs. ¿Le das biberón? - ¿Y la familia bien?

¿Os dais cuenta de que todos los juicios de valor, sea la temática que sea, sólo se nos hacen a nosotras?

Yo no conozco, así a bote pronto, a ningún hombre al que, de normal, se le juzguen sus michelines o la ausencia de ellos, su vestimenta, su instinto paternal o la ausencia de él, su manera de criar churumbeles si los tiene... No. ¿Vosotros o vosotras tenéis alguno en mente así sin pensar demasiado? Tampoco. Vale. 

La sociedad es patriarcal. Eso es un hecho. Y dentro de ese hecho existe el que nos ocupa en este momento: a las mujeres se nos juzga y es lo normal. Se nos juzga y prejuzga todo. Y es algo que tenemos tan normalizado que no nos extraña, es más, nosotras también lo hacemos, y mucho. Opinamos sobre la manera de vestir, moverse, interactuar y hacer de otras mujeres, no así tanto de los hombres. Somos las primeras en "alegrarle" el día a Menganita diciéndole que se ha puesto jamona mientras sonreímos, o por el contrario haciéndole ver que creemos que está enferma porque ha adelgazado. O comentando con la de al lado la cantidad de pierna que enseña o deja de enseñar. ¡Venga ya!

Y todo esto es porque desde el tiempo de Mari Castaña, el cuerpo de la mujer y su persona, han sido susceptibles de la opinión ajena (y masculina) como quien opina de la proa de un barco.

- ¿Y la familia bien?

Quiero tener los ovarios de contestar eso la próxima vez que alguien, 99% fémina, me comente sobre mi aspecto físico o lo que llevo puesto sin que yo le haya preguntado. Pero no estoy segura de tener las narices de hacerlo. Aunque mi interlocutora sí las tenga de hacer su comentario sin tapujos, aunque yo no le haya pedido que me la dé.

Porque aquí está la cuestión: Si no nos preguntan la opinión, se me ocurre que, igual, existe la remota posibilidad de que NO LA QUIERAN.

No somos todo lo conscientes que deberíamos ser con este tema, al menos a mi modo de ver. Algunas, o muchas, de nosotras somos madres. Madres de hijas que, si esto no se corta, en menos que canta un gallo estarán mirándose al espejo más preocupadas por el tamaño de sus caderas que por su nivel de triglicéridos en sangre. Es decir, angustiadas por el exterior sin apreciar que, sea cual sea su forma, lo que importa es su salud. 

Tenemos unas hijas que están creciendo rodeadas del culto al cuerpo, acostumbradas a comentarios sobre la delgadez, la gordura o la ropa de otras mujeres, sus madres. Escuchando la palabra DIETA más de la cuenta. Hijas que ven normal que sus madres se vuelvan locas dos meses antes del verano con la puñetera OPERACIÓN BIKINI, y aprendiendo que el deporte no se hace por salud, placer o desconexión, sino por pura estética.

Tenemos unos hijos que también están escuchando todo eso y que están creciendo con el mensaje equivocado: La estética (y figura) de la mujer es juzgable. La del hombre no. 

Yo ya me he encargado de que ni mi hija ni mi hijo hayan escuchado "dieta" u "operación bikini" en casa, que me vean hacer deporte porque lo disfruto y necesito para desconectar. Pero no puedo controlar lo que oyen fuera o lo que escuchan aquí cuando estamos con más gente. Tampoco puedo impedir que estén o no presentes cada vez que alguna mujer, con la indiscreción que caracteriza esos momentos, en vez de comentarme sobre su propio cuerpo, comente sobre el mío delante de ellos. Como si no hubiera más temas de los que hablar. Como si lo normal, tristemente, fuera comentar sobre algo tan superficial como el peso de tu interlocutora. Para eso, majas, hablemos de un clásico: el tiempo.

Siempre es sobre las mujeres. Siempre dando latigazos sobre nuestra autoestima, nuestro autoconcepto y, en general, nuestra condición de personas.

Empecemos nosotras por desmontar lo institucionalizado. Dejemos de opinar alegremente sin pensar en las consecuencias de nuestros comentarios. Y empecemos también a querernos, no más, sino mejor. Intentemos acabar con complejos absurdos marcados por cánones y modas. Que la perfección no existe, gracias al cielo. Y las normas sobre cómo vestir y cuánto pesar tampoco. No se lo digáis a nadie pero... ¡Son un invento del patriarcado!

Empecemos, de una vez, a preguntar diferente.

- ¿Y la familia bien?

(Por cierto, libro totalmente recomendado: MORDER LA MANZANA de Leticia Dolera. Verdades como puños, sin cursilerías, pero con mucho fundamento.)

domingo, 20 de mayo de 2018

Por si las olas...

Adentrarte sin miedo en lo que haces.

Como cuando entras en el mar y el agua está fría pero quieres sentirla.

A veces, sopesar las cosas demasiado mata la iniciativa y mueren las ganas.

El miedo paraliza la mente.

La pasión mueve montañas.

El mar es como la vida.

Sus olas acarician. A veces te empujan con fuerza pero llegas a levantarte; y otras, te hieren para siempre.

Por eso me gusta el mar. Porque aunque salvaje e indómito, es cálido en el tacto, como la lluvia con sol, y su mano entumece y atonta los sentidos.

La vida lo hace. Te tiene en lo más alto, te acuna, te adormece, y de pronto te deja en caída libre, para ver si reaccionas.

Adentrarte sin dudas en lo que haces.

Hacer lo que realmente te apetece.

Sentir intensamente el calor o el frío dentro tuyo.

Cambiar el tener que hacer por querer hacer.

SENTIR. SENTIR. SENTIR. SENTIR.

A pesar de las olas que te rugen en la cara.

A pesar de las olas que se empeñan en bailarte el alma.

VIVIR. VIVIR. VIVIR. VIVIR.

Con todo lo que eso conlleva: El frío, el miedo, las dudas, los imprevistos, las contradicciones, las corrientes eléctricas inesperadas, las sacudidas emocionales y las eternas circunstancias.

Adentrarte sin miedo en el frío mar. 

Sentir las olas contra tu piel. 

Vivir el día. Al día. 

Por si las olas...

lunes, 23 de abril de 2018

Eres Luna

Brillan dos pupilas.
Y sonríen.
Se vuelven lunas.
En medio de la oscuridad de una noche cerrada.

Brillas.
Sonríes.
Eres luna.
En medio de todo. De la luz del día. De lo oscuro de la noche.

Y en la claridad de la oscura noche que pintan tus pupilas... No sé si vivo cada vez o muero a cada rato. Y ese debate entre vida y no vida me ciega, como lo hace la luz. La de la luna. La del centro de tus ojos. La tuya.

Eres luna. Lo he decidido. Y así voy a llamarte.


sábado, 10 de marzo de 2018

Alas

Quiero que vueles.

Porque sólo así serás consciente de cómo sabe de bien la libertad.

Y es porque te amo que nunca querré tus cadenas.

Necesito verte subir, flotar, fluir y dejarte llevar. Aun cuando tu ritmo nada tenga que ver con el mío.

Quiero que cuando regreses sea porque ya has vivido suficiente, aunque sólo haya sido un rato. Y que alces el vuelo de nuevo cuando sientas que tus pies se están enraizando otra vez.

Por eso estoy tejiéndote unas alas, hechas con la sangre que bombea en mi pecho, y que se acelera cuando yo también subo alto.
Para que las uses siempre que tu mundo se desmorone un poquito, o cuando te queme lo estático, o porque necesitas el viento de la cima soplarte en las mejillas.

Quiero que vueles.

Y que ames la vida sólo desde la tranquilidad de sentirte libre.
Porque es justo tu libertad de lo que más aprendo, y lo que más admiro.

Y sólo si admiras profundamente... Amas.

Y sólo si amas de verdad: VUELAS.

(A mis tres amores.
Nunca dejéis de volar.
Os admiro fuerte.)

(Imagen de la ilustradora ClaraDeHuevo)

domingo, 4 de marzo de 2018

Una canción

 Una canción puede romperte en mil pedazos. 

Sin previo aviso.

O hacerte caer del pico más alto sin frenos.

Es la magia de la música. Capaz de devolverte a quien ya no volverá nunca, aunque sea sólo por unos minutos.

Hay una canción en concreto que siempre que suena me hace añicos. 

Como hoy.

Y te devuelve a mí un ratito. Demasiado corto.

Y me rompe.
Y lloro.
Y te sonrío por si me estás mirando, para que no me digas que pare que me pongo fea.

Cuando suena nuestra canción y cierro los ojos... te siento. Tu abrazo. Tu olor. Tu mirada verde mar. 
Y te lloro mucho. 
Porque nuestra canción define a la perfección lo que soy en realidad y que nadie más adivina, debajo de este disfraz de "yopuedocontodo".

Una canción puede...
 Romperte en 1000 pedazos. 

sábado, 3 de marzo de 2018

A veces...

A veces...

Otoño y Primavera convergen.

Y cuando eso pasa, hay una especie de caos cósmico que hace saltar los corazones por los aires. 
Nadie está a salvo.

CONVERGEN

A veces...

Otoño y Primavera se miran de frente.

Y cuando eso ocurre, ningún alma se libra de ser susceptible de su hechizo. Mejor si te coge a resguardo. Porque si te engancha, vivirás embrujado hasta la próxima vez que se enfrenten. 
Y puede pasar toda una vida.

SE MIRAN

A veces...

Otoño y Primavera tropiezan.
Y cuando se encuentran de esta manera, inclinan sus cabezas con respeto, sonríen de medio lado y pasan de largo. Todo es calma. Paz. Silencio. Equilibrio. 
A no ser... A no ser que uno de los dos gire su cuerpo.

Entonces están perdidos.

TROPIEZAN

Y nadie está a salvo.

Pero tranquilos. Otoño y Primavera sólo convergen... A VECES. 😉

Noni Medina Ibáñez

sábado, 24 de febrero de 2018

Sin más

Sin esperar.
Sin buscar.
Sin pretender.
Sin planear.
Sin saber.
Sin calcular.
.
.
.
Sin respuesta.
.
.
.
Ni lo esperas.
Ni lo buscas.
Ni lo pretendes.
Ni lo planeas.
Ni lo sabes.
(¡Más quisieras!)
Ni lo calculas.
(Siempre fuiste más de letras.)
.
.
.
No hay más preguntas, señoría.

miércoles, 7 de febrero de 2018

SOY FEMINISTA

Porque soy mujer.

Porque amo intensamente.
Porque soy fuerte.
Porque puedo.
Porque no dependo.
Porque cargo.
Porque crío.
Porque creo.
Porque sé.
Porque si no sé, aprendo.
Porque me equivoco.
Porque resuelvo.
Porque tropiezo.
Porque guío.
Porque no espero.
Porque salgo a buscar.
Porque batallo.
Porque lucho.
Porque me enfado.
Porque me emociono.
Porque he parido.
Porque, cada mes, me rompo y luego me remiendo.
Porque lloro.
Porque me cabreo.
Porque río sin control.
Porque tengo unas hormonas que van borrachas sin haber bebido.

Porque soy mujer.

Porque no entiendo nuestro papel infravalorado en esta sociedad hecha para los hombres.
Porque no entiendo que hasta la moda, la publicidad o una simple caja de leche nos diga cómo tenemos que ser, y cómo actuar para agradar.
Siempre agradar.
Siempre gustar.
Siempre cumplir.
Siempre llegar.
Siempre perfectas.
Siempre a punto.
Siempre listas.
Siempre por los demás. Para los demás. Y luego, si acaso, nosotras.
Siempre. Siempre. Siempre.

Y nunca,
nunca,
nunca
cobrando igual que el hombre ante idéntica responsabilidad laboral.
Nunca saliendo en titulares deportivos siendo considerada como simple deportista, como el hombre, sin que se juzgue nuestro aspecto físico, fundamental en cualquier competición, ya se sabe.
Nunca estando nominada a grandes premios nacionales, como el hombre, en el ámbito que sea.

Y a pesar de todo: SIEMPRE seguimos, no paramos, avanzamos, opinamos, revolucionamos, movemos, manejamos, dirigimos, inspiramos... HACEMOS GIRAR EL MUNDO.

Y a pesar de todo: NUNCA cosificamos, materializamos, infravaloramos o atacamos sin más al hombre, porque NO NECESITAMOS HACERLO.

Por eso soy feminista.

Y porque soy mujer... Mi fuerza no depende de ningún hombre, ni mi manera de hacer o ser dependen de su  opinión.

Sólo dependo de mí.
Que demuestro cada día que soy tan persona como cualquier hombre, tan capaz como cualquiera de ellos y libre, independiente y fuerte como ninguno.

Por todo ello... Sí. SOY FEMINISTA.

domingo, 21 de enero de 2018

Equilibrio

Silencio.
El de su alma.
Estruendo.
El de su calma.

Equilibrio loco.

 Paz desordenada.
Intensidad parcial.
Imparcialmente perceptible.
Descanso con silencios de corchea.
Movimiento continuo.
Pausa falsa.
Falsa pausa.
Y silencio.
Y estruendo.
Un arriba y abajo arrítmicos pero programados.
Sin raíces.
Pero dejándose un poco el corazón por cada lugar que pasa.
Viviendo a caballo entre la estabilidad y la volatilidad.
Echando de menos a quienes fueron y ya no.
Soñando con tocar sus manos con sólo estirar los dedos.
 Y volar.
Mirando el horizonte, jamás atrás.

Ese loco equilibrio que la ata...

Ese equilibrio loco que hace estragos en su desarraigada alma. 
Y que le da vida. 
Toda esa vida que le había robado la infancia.
Y que aunque no vuelve... 
Al menos la besa y abraza.

domingo, 14 de enero de 2018

SEGUIR

 Seguir. 
Fluir. 
Dejarse llevar. 
Continuar. 
Soñar. 
Dejarse mecer. 
Arriesgarse a caer, para luego volar. 
Sonreír, a carcajadas. 
Aguantar la respiración durante segundos, como al sumergirse en el mar. 
Mirar más allá. 
Conectar. 
Sintonizar. 
Dejarse abrazar, por el silencio, por el momento, sin más pretexto que la verdad. 
Contar, hasta infinito, hasta el amanecer, hasta el final. 
Crecer. 
Atreverse. 
Sentir. 
Hablar, y callar. 
Y vivir. 
Siempre vivir. 
Con todo lo que conlleva el mero hecho de respirar y... 
Seguir. Sin retroceder.
Fluir... 
Para, siempre, volver a empezar.

martes, 9 de enero de 2018

Todo al gris

Sí es demasiado rotundo.
No, también.
¿Y si lo dejamos en un "según tú, yo y las circunstancias"?

Ni todo al blanco, ni todo a su eterno rival.
Deja que me quede con el gris, que combina con todo y, además, me da derecho a deprimirme si quiero. O a reírme de todo cuando me apetece.

Sí. Era la respuesta.
No. No hiciste la pregunta. O mejor dicho, no la pregunta correcta.
Desde entonces, 'según' es siempre la única opción.

No se hable más pues.
Todo al gris.

No obstante, mientras tú te sumerges en él... creo que yo seguiré buceando a todo color.