sábado, 30 de junio de 2018

Ni sí, ni no, ni blanco, ni negro

Que en el camino entre el blanco y el negro hay multitud de grises.
Que no soy de grises.
Que prefiero un sí o un no a un quizás.
Que entre ayer o mañana me quedo con ahora, por si no vuelve, o por si mañana no llega.
Que rápido o lento dependerá de la ocasión, aunque no la pinten calva.
Que aislarse del mundo o necesitar escapar es salud, no egoísmo.
Que "no eres tú, soy yo" es poco arriesgado y está pasado de moda.
Que mirar sin querer ver es de cobardes.
Que la vida a medio gas es como un boli a media tinta, y te sobrará libreta.
Que arriba y abajo son sinónimos, pero el diccionario no lo sabe.
Que nunca es mucho tiempo y siempre luego vuela.
Que entre derecha o izquierda, me invento el camino y atajo campo a través.
Que "ni sí, ni no, ni blanco, ni negro" era un juego de infancia lleno de preguntas trampa y de respuestas sin sentido.
Que no soy de grises. 
Sí, ya lo he dicho.
Ni de medias tintas.
Ni de no arriesgar.
Que quien no arriesga no gana.
Y ganar me importa poco, pero jugar me da la vida.

domingo, 24 de junio de 2018

Bicho Bola

En una misma semana hemos visto en las noticias dos aberraciones, entre otras, que atacan contra el ser humano. 

Tenemos a niños separados de sus padres y enjaulados, como animales cautivos, porque hay un ser "humano" que cree que puede decidir sobre la vida de otros por el simple hecho de ser un mandatario. Alguien a quien supuestamente el pueblo ha elegido para velar por quienes están a su cargo.

Tenemos a 5 violadores que, después de vejar de todas las maneras posibles a una joven y de vanagloriarse de su hazaña, han quedado en libertad y con la cabeza bien alta. 

Y esto ocurre porque seguimos teniendo leyes basadas en algún tratado de la Edad Media. Debe ser eso. Quiero pensar que es eso. Y que la justicia se limita a hacer lo que se dice en ellos. Porque si no es así... Es para salir corriendo del planeta y emigrar a cualquier otro.

Llevo tiempo pensando en que nuestra mentalidad sigue anclada en esa época en la que el señor feudal era dueño y señor de todo, entendiendo por todo no sólo las tierras sino también las mujeres de sus vasallos. Esa mentalidad en la que la mujer era un trozo de carne o en la que debía obediencia infinita a su esposo, fuera cual fuera el trato que recibiera por su parte, y que ya venía reflejada incluso en la Biblia.

Yo creo que esto ya no es un tema sólo de patriarcado o machismo, que también. Esto es cuestión de que dejemos de ver la vida de los demás como algo sobre lo que podemos opinar, juzgar, manipular o mover a nuestro antojo.

No sabemos exactamente por qué estamos aquí, para qué, o hasta cuándo. Entre ciencia y religión anda el juego, y cada cual elegimos la versión que más nos va. Pero bien es cierto que pensarlo con detenimiento "paraliza" un rato. 

Lo que sí sabemos, aunque muchos no parezcan asumirlo, es que la vida de una persona sólo le pertenece a ella misma. Mujer, niña, niño, hombre. Da igual. Y eso no lo digo yo. Está regulado por los Derechos Humanos. Es una Ley Universal.

Y a estas alturas de la película, se están consintiendo determinadas situaciones que atentan contra ese derecho y que, por tanto, son delito. Pero lo irónico del caso es que quien las consiente es quien debería luchar por hacer de esos derechos una realidad: la propia justicia.

Pues ¿qué queréis que os diga? Que yo hace tiempo que perdí la fe en que este mundo funcionara como toca. 

Por lo pronto, tenemos como gobernante de una de las potencias mundiales a todos los niveles a un xenófobo descerebrado que trata a los niños del país vecino como si fueran trozos de carne. Y a cinco violadores en potencia que ya pueden seguir violando o siendo ejemplo para aquellos que lleven idea de hacer lo mismo que ellos: tratar a las mujeres como cachos de carne o trofeos de  caza. Total, violar no se castiga. Pues que siga la partida.

Yo, mientras, y cuando siento la presión de tener la gran responsabilidad como madre de transmitir a mis hijos el significado de humanidad y vida, necesito convertirme en un "bicho bola" algunos ratos. Esconderme y coger aire fuerte. 

Porque, aunque no quiero perder la esperanza de que algún día lograremos progresar de verdad, humanamente hablando, a veces me siento pequeña, inútil y muy perdida. Y necesito aislarme para obligarme a creer en ese mundo deshumanizado al que he traído a mis hijos.

Y eso que soy de las que se creen aquello de "la esperanza es lo último que se pierde".