miércoles, 25 de octubre de 2017

Reírnos hasta de nuestra sombra

La vida es un puñetero contraste.
La definición perfecta de balancín, montaña rusa o tobogán.
Todo el tiempo subiendo y bajando, para no aburrirnos.

La vida va de despedir para siempre a alguien a quien quieres con toda tu alma, el mismo día que uno de los grandes amores de tu vida cumple años. 

Y cuando tu vida es una subida y bajada de pendientes continua, a lo largo de los años, aprendes a reírte hasta de tu sombra. Y a encontrar el buen humor hasta debajo de las piedras.

Querer aparcar en el puerto, equivocarte de entrada y ver que vas a acabar en el Perelló como no reacciones pronto. Y solucionarlo con un par de trampas viales esperando que no mire nadie... pero es que la reunión del cole "sólo" ha acabado media hora más tarde de lo previsto, y dar una vuelta a la provincia justo ahora no te viene bien.

Como a tu tía le gustaba ir siempre arreglada, y a tu padre le encantaba verte guapa, decides pintarte los labios para darle algo de color al careto que llevas, sin maquillar. Te pones a rebuscar en el bolso sin mirar y, con las prisas, sacas el corrector de ojeras que tiene la misma forma que la barra de labios. Te empiezas a pintar los morros con ímpetu, te miras al espejo para acabar la faena y ¡casi te infartas de la pinta de Miércoles Adams que llevas! Ahora sí: This is Halloween! Suerte de toallitas que te dejaste ayer en el coche...

Ir al cementerio por el circuito de F1 y aprovechar para hacer pole... Era inevitable. Y derrape no, porque había demasiado público. Conste en acta que después de recibir los "vítores" de la familia, he sabido que alguno más también se ha venido arriba. Y digo yo, que eso lo pagamos todos los valencianos y yo aún no lo había estrenado.

Estar llorando, y con un nudo gordo en el estómago, mientras cierran de nuevo el nicho familiar, y que al sepulturero le suene "Per ofrenar noves glòries a Espanya..." en el móvil. Un puntazo. Mirar a tus primas y a tus hermanos y seguir llorando, pero de risa. Y que esa anécdota se convierta en la nota de humor que, los que ya no están, nos han mandado de colleja, para que nos dejáramos de dramas y volviéramos a ser nosotros. 

Ir camino de casa y acordarte de que, obviamente, has olvidado pedir el justificante de asistencia a la sepultura de las cenizas (triste, pero cierto, y muy dentro del marco de la legalidad). Volver al cementerio y pedirle al bedel, que aún debe estar contándole la anécdota a todo el vecindario, que te justifique por favor que es verdad que estabas allí, y no de compras... Un motivo más de risa, por lo casi "Tim Burtoniano" del asunto, básicamente.
Eso sí, ya que he repetido viaje al cementerio en balde... He vuelto a hacer pole. Creo que el bedel ha dado aviso a la organización para que cuenten conmigo en el próximo circuito de F1.

Y de esto va la vida. 
De aprender a reírnos hasta de nuestra sombra, en las circunstancias más adversas y a pesar de ellas. 
De intentar conseguir la pole en todo lo que hacemos o, al menos, disfrutar mientras lo intentamos. 

Que con humor y una sonrisa, hasta los días negros te devuelven un poquito la luz.

Buen viaje, tía. Dale mil besos a papá.

Te prometo que en la próxima quedada brindaremos con vino, que hoy, con las prisas, nadie ha llevado copas.

Y no, hoy para mí (y los míos) no ha sido un día nada fácil... Pero aun así, sé que somos muy afortunados. Porque nos tenemos.

lunes, 23 de octubre de 2017

Nos sobra INHUMANIDAD

Nos faltan abrazos.
Nos faltan besos.
Nos faltan caricias...
Sonrisas sinceras.
Palabras amables.
Miradas amigas.

Nos falta empatía.
Nos falta honradez.
Nos falta humildad.
Nos falta CORAZÓN.

Nos sobra rencor.
Nos sobra prepotencia.
Nos sobra envidia.
Nos sobra competitividad.

Nos sobra odio.
Nos sobra egoísmo.
Nos sobra falsedad...
Malas palabras.
Malas maneras.
Mala baba.

Nos falta SENSIBILIDAD.

Nos sobra INHUMANIDAD.

Tendremos que cambiar de especie y pasarnos a la animal, si queremos que este mundo dure tiempo. 

Porque así, con toda esta sarta de falta de todo y sobra de tanto... Lo de "un mundo mejor" no será más que el sinónimo perfecto de "utopía". Aunque, a este ritmo, tal vez no sea ni su sombra. 

jueves, 19 de octubre de 2017

4 o toda una vida

Hoy me he venido aquí a verte.

Necesitaba hablarte, escucharte en el mar y llorarte.
A veces una no llora cuando quiere, sino cuando le dejan.

Pintamos tu ausencia de rojo vino y la escribimos con nombres de bandas míticas en camisetas con americana. Pero la realidad es... que me gustaría que quien me hubiera dicho hoy que estoy guapa no fueran otros más que tú, cuando al llegar a tu casa me hubiese sentado en tu viejo sofá.

Y a pesar de todo hoy no he dejado de sonreír. A mi suerte. A ti. A tu recuerdo. A todo lo que soy por parecerme a ti. A tu amor por la vida y tu valentía siempre, a pesar de las putadas que te tocaron en la tómbola de la vida.

A veces me da pánico pensar que voy a acostumbrarme a tu ausencia eterna. Y sé que se trata de eso, pero es como el miedo a perder lo que ya has perdido porque aún guardas la esperanza de que sea mentira que ya no es o no está.
Es complicado. Pero tú seguro que me entiendes. Tengo la misma cabeza cuadriculada que tú para muchas cosas.

Hoy me he venido aquí a quererte cerca. A buscar un poquito de ti, con la esperanza casi infantil de que me hicieras alguna señal.
Y claro, he llorado. Te he llorado. Junto a tu mar. Junto a tu querido Mediterráneo.

Joder papi. Si yo sólo soy una cría...
Sólo soy una cría.

4 sin ti. O toda una vida.

Te echo de menos.

Hasta la luna y vuelta.

sábado, 7 de octubre de 2017

VEINTISIEMPRE. Gracias.

La edad es un número.

La física digo. 

La edad mental, un estado.

Siempre me han puesto menos años de los que me tocaban. No sé si por mi tamaño comprimido, a lo libro edición de bolsillo.

Hoy cumplo 40. 

40 otoños. Con sus 40 inviernos, primaveras y veranos.

40 x 365 días vividos intensamente.

40 x 365 x 24 horas exprimidas al máximo.

40 x 365 x 24 x 60 minutos de los que, buenos o malos, no cambiaría nada más que la posibilidad de hacer eternos a mis padres, que no me van a ver cumplirlos, y a los que añoro cada día. Y a una buena amiga que también marchó para siempre y que, este año, por primera vez, no me enviará su mensaje de Happy Bday desde el otro lado del charco.

40 x 365 x 24 x 60 x 60 segundos disfrutados, sufridos, reídos y llorados.

Cumplo 40. Y hace ya unos cuantos que aprendí que la vida, a veces, juega malas pasadas. Hablemos en plata: a veces es puta. Y es por eso que sostengo, firmemente, que la vida es una actitud. Y me lo creo.

40 que me han hecho valorar cada oportunidad de caer, levantarme, crecer y volver a caer. Sin ayuda. O con ella.

40 que me han regalado la suerte de vivir la vida junto a personas tremendamente bonitas, y tenerlas en mi casa y fuera de ella. Personas que han ido llegando de manera discreta y casual y se han ganado una buena parcela en mi corazón, tremendamente ñoño y exagerado casi siempre.

40 que me han enseñado quién sí, quién no o quién nunca más.

40 llenos de errores, aciertos y dudas, unas cuantas.

No. Esto no es un balance, bonicos. Eso lo hacen las personas mayores. Y yo hoy cumplo VEINTISIEMPRE. Vamos, una pipiola.

Esto es sólo un texto de agradecimiento a todas esas personas que, con su paso por mis 40 otoños, han ido enseñándome de qué va esto de vivir, porque me guste su actitud ante la vida y su manera de relacionarse con sus iguales, o justo todo lo contrario. 

Y en esto de enseñarme incluyo a mis hijos, que son de los que más aprendo cada día, por irónico que suene.

Así que GRACIAS. DE CORAZÓN. GRACIAS MIL UN MILLÓN. ❤

Hay una frase que me gusta mucho y que, para mí, refleja perfecto de qué va esto de cumplir años y vivir: YOU CAN'T STOP THE WAVES, BUT YOU CAN LEARN TO SURF.

Y ahí andamos, aprendiendo a surfear. 

Que nada es casualidad, y todo pasa por algo.

A por 40 más con muchas olas. 

VEINTISIEMPRE. ¡GRACIAS! 😉