Brillan dos pupilas.
Y sonríen.
Se vuelven lunas.
En medio de la oscuridad de una noche cerrada.
Brillas.
Sonríes.
Eres luna.
En medio de todo. De la luz del día. De lo oscuro de la noche.
Y en la claridad de la oscura noche que pintan tus pupilas... No sé si vivo cada vez o muero a cada rato. Y ese debate entre vida y no vida me ciega, como lo hace la luz. La de la luna. La del centro de tus ojos. La tuya.
Eres luna. Lo he decidido. Y así voy a llamarte.