La edad es un número.
La física digo.
La edad mental, un estado.
Siempre me han puesto menos años de los que me tocaban. No sé si por mi tamaño comprimido, a lo libro edición de bolsillo.
Hoy cumplo 40.
40 otoños. Con sus 40 inviernos, primaveras y veranos.
40 x 365 días vividos intensamente.
40 x 365 x 24 horas exprimidas al máximo.
40 x 365 x 24 x 60 minutos de los que, buenos o malos, no cambiaría nada más que la posibilidad de hacer eternos a mis padres, que no me van a ver cumplirlos, y a los que añoro cada día. Y a una buena amiga que también marchó para siempre y que, este año, por primera vez, no me enviará su mensaje de Happy Bday desde el otro lado del charco.
40 x 365 x 24 x 60 x 60 segundos disfrutados, sufridos, reídos y llorados.
Cumplo 40. Y hace ya unos cuantos que aprendí que la vida, a veces, juega malas pasadas. Hablemos en plata: a veces es puta. Y es por eso que sostengo, firmemente, que la vida es una actitud. Y me lo creo.
40 que me han hecho valorar cada oportunidad de caer, levantarme, crecer y volver a caer. Sin ayuda. O con ella.
40 que me han regalado la suerte de vivir la vida junto a personas tremendamente bonitas, y tenerlas en mi casa y fuera de ella. Personas que han ido llegando de manera discreta y casual y se han ganado una buena parcela en mi corazón, tremendamente ñoño y exagerado casi siempre.
40 que me han enseñado quién sí, quién no o quién nunca más.
40 llenos de errores, aciertos y dudas, unas cuantas.
No. Esto no es un balance, bonicos. Eso lo hacen las personas mayores. Y yo hoy cumplo VEINTISIEMPRE. Vamos, una pipiola.
Esto es sólo un texto de agradecimiento a todas esas personas que, con su paso por mis 40 otoños, han ido enseñándome de qué va esto de vivir, porque me guste su actitud ante la vida y su manera de relacionarse con sus iguales, o justo todo lo contrario.
Y en esto de enseñarme incluyo a mis hijos, que son de los que más aprendo cada día, por irónico que suene.
Así que GRACIAS. DE CORAZÓN. GRACIAS MIL UN MILLÓN. ❤
Hay una frase que me gusta mucho y que, para mí, refleja perfecto de qué va esto de cumplir años y vivir: YOU CAN'T STOP THE WAVES, BUT YOU CAN LEARN TO SURF.
Y ahí andamos, aprendiendo a surfear.
Que nada es casualidad, y todo pasa por algo.
A por 40 más con muchas olas.
VEINTISIEMPRE. ¡GRACIAS! 😉
No hay comentarios:
Publicar un comentario