jueves, 19 de octubre de 2017

4 o toda una vida

Hoy me he venido aquí a verte.

Necesitaba hablarte, escucharte en el mar y llorarte.
A veces una no llora cuando quiere, sino cuando le dejan.

Pintamos tu ausencia de rojo vino y la escribimos con nombres de bandas míticas en camisetas con americana. Pero la realidad es... que me gustaría que quien me hubiera dicho hoy que estoy guapa no fueran otros más que tú, cuando al llegar a tu casa me hubiese sentado en tu viejo sofá.

Y a pesar de todo hoy no he dejado de sonreír. A mi suerte. A ti. A tu recuerdo. A todo lo que soy por parecerme a ti. A tu amor por la vida y tu valentía siempre, a pesar de las putadas que te tocaron en la tómbola de la vida.

A veces me da pánico pensar que voy a acostumbrarme a tu ausencia eterna. Y sé que se trata de eso, pero es como el miedo a perder lo que ya has perdido porque aún guardas la esperanza de que sea mentira que ya no es o no está.
Es complicado. Pero tú seguro que me entiendes. Tengo la misma cabeza cuadriculada que tú para muchas cosas.

Hoy me he venido aquí a quererte cerca. A buscar un poquito de ti, con la esperanza casi infantil de que me hicieras alguna señal.
Y claro, he llorado. Te he llorado. Junto a tu mar. Junto a tu querido Mediterráneo.

Joder papi. Si yo sólo soy una cría...
Sólo soy una cría.

4 sin ti. O toda una vida.

Te echo de menos.

Hasta la luna y vuelta.

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