sábado, 4 de junio de 2016

Fuego

Mantener una mirada puede ser tan sofocante. Y observar como el contrario se quema sin control ninguno, mientras tú no haces nada por evitar su incendio.
Mantener una mirada puede ser tan divertido. Y jugar a que te quemas, que arde el cuerpo, que sobra la ropa, que urge el contacto, que buscas salida a mar abierto... y dejas que sea el agua quien apague tu deseo.
Mantener esa mirada puede ser tan necesario. Y crear una adicción a ese juego sin palabras, a la mímica de un beso, a unos gestos, a un saludo, a un "quiero quemarme contigo pero no puedo".

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