sábado, 8 de abril de 2017

Con una sola chispa basta

Una sola chispa puede provocar un incendio. 
A no ser... 
A no ser que uses el extintor de tu sonrisa. 
Ésa, sí, la misma que arde o congela, según momento, según quién y según tu estado.
Una sola chispa puede morir sin hacer brasas. 
A no ser... 
A no ser que tu sonrisa sea ésa.
La que incendia cada día todo cuanto miras. 
Entonces.
Entonces arde la mañana. Aunque llueva. Aunque haga gris oscuro. Aunque no quiera. Aunque no quieras.
Y la chispa se vuelve a encender sin remedio en medio de la normalidad más absoluta. 
Y vuelta a empezar.
Porque, a veces, con una sola chispa basta.

Noni Medina Ibáñez


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