sábado, 28 de enero de 2017

SIETE

Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete...
Nunca llega al diez.
El siete le gusta. 
Respira profundo y abre los ojos.
Nuevo intento.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete...
Nada.
Es llegar al siete y tener que parar.
En sólo siete segundos es capaz de reunir las sonrisas más bonitas que conoce y hacer un collage con ellas.
De esas curvas cóncavas le gusta su espontaneidad, su naturalidad, su ausencia de miedo, su sinceridad, su fuerza, su magia. Son extremadamente contagiosas y provocan un efecto reparador en su cerebro. 
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete...
Sólo siete segundos para recuperar el tacto envolvente de siete abrazos. Abrazos de ojos cerrados y curvas cóncavas. Abrazos de siete segundos que equivalen a siete años.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete...
Siete.
Segundos.
Sólo.
Siete.

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